lunes, 14 de diciembre de 2015

Otoño caduco

Ríos de tinta, aliento amargo,
tus pupilas en el cristal:
felinas, verdes desesperanzas.
Entre dientes la alabanza
si me curo con vinagre y sal,
y es el miedo de lo que me embargo.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Buenos días

No te pido la luna, ni siquiera tu tiempo. No te pido tu vida, ni que recuerdes el verso de la canción que me recuerda a ti. No necesito que me recuerdes, ni que aún conserves nuestros mejores momentos. Quizás con el tiempo me convierta en una anécdota, un nombre más en tu lista. Algo o alguien. Sé que ahora solo soy ese molesto cero a la izquierda que generalmente no ves, pero intuyes. ¿A qué jode? Te tiene que joder. Espero que te joda. Aunque sea para molestarte un poco, quiero estar en tu vida. Quiero que huelas en él mi colonia y pienses: En él olía mejor. Quiero ser ese tercera persona que se te pase por la cabeza, qué echas de tu corazón. Aunque te cueste creerlo me estoy agarrando a sus paredes con toda mi fuerza. Desde lejos, sin hablarte, sin hacerte ver que sigo existiendo. Quiero confiar en que, aunque solo sea por curiosidad, por ver si he engordado, por si te he encontrado una sustituta, por si sigo tan capullo como siempre, me busques en alguna red social. Ojalá te llegue cada mensaje que te dejo por aquí, ojalá algo en ti se parta al descubrir que, ante mis ojos, siempre serás la primera. 
De veras que no te deseo lo peor, para nada. Sé que puede parecer ironía pero a las 8 de la mañana mi "yo" cabrón aún duerme. 
Solo te pido un café y un verso.
Yo si quieres te doy un adelanto: "Como mancha de vino en camisa blanca, jamás recuperé mi brillo cuando tu carmín empezó a teñir otras labios".

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Ahí

Creo que esta es una de esas pocas veces en la que las palabras no pueden albergar tanta carga semántico-sentimental.
Se desbordarían. 
De hecho, es tan grave la situación que su dificultad no reside en un "¿Por dónde empiezo?" sino más bien en un "¿Cómo?

Un cómo plasmar la fuerza que me une a ti, un cómo hacerte saber el grado, no superlativo sino elativo, de cúan necesaria eres para mí...
Mentiría si dijese que solo eres mi hermana. Mentiría si dijese que somos normales. Supongo que una de las razones por las que no quiero a otra hermana es porque te elegí a ti.

Sí, se puede elegir a los hermanos. En mi caso sí.

Ser "hermano", definido como título es fácil. Sería algo como: 3 cucharas de "porculismo", 2 rodajas de "apoyo", una pizca de "amor" y, tras mezclar con esmero, dejar el resultado reposar en el frigo durante 20 minutos. 

Nuestro caso siempre fue particular. Nosotros empezamos por hacer rodajas el amor, midiendo a lágrimas, contando en abrazos, aunque fuesen pocos. Nos pasamos de la raya con el porculismo, derramando tres litros por rodaja, y eso que ya iban muchas. Imagínate. Nosotros pasamos de dejar las cosas reposar, siempre hemos vivido en caliente, por mucho que a uno de nosotros le pueda el frío. Preferimos dejar los sentimientos al aire, sin miedo a que pasasen de fecha, confiando el uno en el otro.

No. No he olvidado el apoyo. Nosotros no le echamos una pizca, ni siquiera media. Nuestro caso es particular. Nuestra relación, metafóricamente llamada bizcocho, aún no está cocinada. Nuestro desastre aún está en proceso. El apoyo será el único que determine el resultado...como siempre ¿No?

Haciendo de levadura, haciendo de base, haciendo de cimientos.

No es porque seamos familia, pues sabes muy bien que la sangre no une si el corazón no quiere. En realidad, es que mi corazón no quiere separarse del tuyo, pese a nuestras discrepancias, nuestras costumbres "jodico-lúdicas" de uno para/con el otro, pese a tus dudas respecto al futuro.

Y es no hay un futuro que yo pueda imaginar que no sea teniéndote ahí.


martes, 1 de diciembre de 2015

Sostenida en silencio

Cuando el corazón se acongoja y los latidos se cobijan en el enclave armónico de un sol, sostenido por el rubor de un amanecer sin ocaso, por la timidez de una hoja aprehensiva al otoño, lo etéreo se torna sempiterno.

Lo incisivo

Afilado e incisivo como una palabra a destiempo. Desconcertante como la opinión que hace descarrilar tus estereotipos. Complicado como el suicido de un psicópata, como la espera de la muerte de Santiago Nasar. Inabarcable como el pensamiento de Nietzsche, ineludible como la vida. Inesperado y furtivo como la mirada lasciva que te profeso. Y sabes que yo no creo en religiones.