martes, 29 de noviembre de 2016

A la chica de ojeras malva


No sé quién eres pero has llamado a gritos toda mi atención esta mañana. 

Te he analizado como el niño que no sabe del mundo y está lleno de preguntas, con porqués hasta el cuello, con el brillo que se desvanece de los ojos cuando se suman años a la espalda. 

He elaborado mil trescientas teorías sobre tus ojeras: estudios, estrés, insomnio quizás. 

¿Qué te priva de soñar, misteriosa chica de ojeras malva? 

¿Quién te quita el sueño?

He clavado mis ojos en tus posibles pensamientos. Parecías cansada, como yo, pero había algo en ti que no pasaba desapercibido. 

Sonreías. 
Lo hacías de verdad, lo sé a ciencia cierta. 

Mostrabas una arruga que no conocía vergüenza o introversión; una sonrisa que no escondía engaño, ironía o sarcasmo. 

Era real.
Jodidamente real.

¿En qué pensabas? ¿Qué te hacía sonreír de esa manera tan peculiar y admirable?

Te bajaste en la misma parada de metro que yo y supuse que el destino me había brindando otro lapso más para imaginar tu vida. 
Pero no.
Perdí tu rastro entre la gente que no llama la atención y me obligaron a volver a la realidad que se nos tiene preestablecida.

Me pregunto aún qué fue de tus ojeras. 



domingo, 18 de septiembre de 2016

Ícaro

Tengo que hablar de mí y nunca fue fácil. Decirme a la cara tantas verdades y no poder negarme me revienta. Ver que todos los demonios internos de los que me acobardo son un reflejo de todo lo que soy. 

Tengo que hablar conmigo y eso es aún más complicado, pues no me entiendo. Siempre va a haber un oído amigo, pero yo no me creo las mentiras que susurro. 

Me conozco tan bien y sé que aún no es lo peor a lo que puedo aspirar. Me recuerdo tan mal que he llegado a un punto medio que se multiplica y me destroza, convierte mi esperanza en suspense y tiende a un infinito de caos. 

Me quiero a ratos, a tientas y mal. Me exijo más de lo que permito a los demás y ni aun así consigo echarme de mi vida. 
Me aguanto poco, cada vez menos y ya. 

Estoy al dos cientos por cien y vaciarme es una necesidad que no alcanzo. Como tantas cosas. Tengo la respiración entrecortada, siete nudos en la garganta que piden tregua y no, ya no escribo poesía. 

En mis pulmones anegados se pasea el aire enrarecido que me deja el tabaco y ya. En mi estómago hay 24 horas de inseguridad que pasan tan despacio y aran mi calma tan deprisa...
¿En mi cabeza? ¡Uf, que lío! Ahí no hay descanso, pausa o cese. Tengo conexiones entrelazadas, rotas las unas por las otras, y un amasijo de luces que ya no saco por navidad. Negra navidad.

En el pecho. En el pecho. En el jodido pecho.
En el techo.

En el techo del corazón ya no hay conductos de ventilación mas válvulas por doquier. Están hechas de todo lo que quise: de lo que quise y me dañe, de lo que no quise pero tuve que hacer. El corazón está árido, es un desierto de porqués sin respuesta y mil y un síes condicionantes. Es un terreno de nadie, un pozo sin fondo, un 'todo latir' y un latigazo constante. 

Un desordenado orden del error que cometió el que voló más alto de la cuenta. Un Ícaro.

martes, 19 de abril de 2016

Abstinencia vital



Tengo mono de ilusión
de ilusionarme sin motivo
sin motivar la sonrisa.

Tengo necesidad de
que me aliente vivir
de vivir sin calentar(me).

Perder la cabeza y
saber encontrarla cuando proceda
ceder malos rollos pal' que los quiera.

miércoles, 6 de abril de 2016

Me lo TEMÍA que confesar

El mejor amanecer es aquel que tapan tus pechos, que cínico por mi parte. Y es que, el seísmo que me provocan tus placas tectónicas me resquebraja. ¡Y cómo me gusta mujer!

Juego al buscaminas con las cicatrices de tu piel. Busco inmolarme, ya no me importa explotar. Tú me calmas, en cierto modo.

Enciéndeme, prende mis ganas y hazme esfumarme cuando consideres.

Bebe, si te place, de la animadversión que me produce no llevar el control, dirigir la avanzada por la comisura de tu boca.

Déjame asediarte para que escapes luego de mis brazos. Me encanta y lo odio. Me matas y no lo condeno.

 Ponme el freno y mete sexta, aunque no sepa si lo aguantaré.

Dame refugio

Déjame hundirme en tus costillas
Una vez más 
Déjame hacer mi nido
Entre tus pechos
Déjame volar sabiendo
Que volveré 
Que nadie sabrá que
La llave de mi casa 
La custodias tú 

Quiero dejarte la boca seca

Quiero dejarte la boca seca
Llena de dudas 
Dudas a mares
Dudas saladas
Dudas sobre la mesa
En las sábanas 
En el alféizar de la ventana
En el rescoldo del cenicero
Dudas a cuestas
Dudas como cuestas
Dudas que visten
Dudas que desnudar
Dudas a mansalva 
Quiero dejarte la boca seca
Llena de dudas
Dudas a oscuras
Dudas de cajón 
Dudas de bolsillo 
Dudas que pesan
Dudas de pero
Dudas de y si
Y si dudas, te daré más 
Tengo dudas a puñados 
Afiladas como puñales
Sigilosas como puñaladas 
Tengo dudas para matar
El tiempo, por si dudas
Quiero endeudarte o endudarte 
Pensarte y hacer que pienses
Que dudes
Hasta que revientes
Hasta reventar
Hasta que se seque tu boca
Raspen las palabras
Se quiebre el silencio
Ices las velas
Recojas el ancla
Y por si cabe alguna duda
Me dejes naufragar

lunes, 28 de marzo de 2016

En el punto de mira

Con las fuerzas a la mitad, intentaré sacar mi noventa y nueve por ciento. Dejaré una ínfima parte del porcentaje para la locura, la desesperanza, la apatía, el error y el fracaso. Nací y me forjé del desconcierto, no puedo renegar de mi condición de renegado. Tampoco puedo quedarme mucho más en esta trinchera, tengo que seguir de frente y en el frente de batalla.

jueves, 18 de febrero de 2016

Frío llega, frío vuelve



Se desestabilizan los cimientos, afloran las raíces. Lo rompimos todo y ya tan solo nos queda nuestra propia naturaleza. Dejamos tantas huellas que caminar descalzos se nos hace eterno y, a decir verdad, ahora sí entiendo que el mundo nos quedará grande. 

Hoy cerramos los ojos y nos encontramos, ayer hacíamos al menos por escondernos. 

Frío llega, frío vuelve.

Quiebra nuestras voces como antaño, insensibiliza las verdades, deja que pase el viento entre tus manos y, si te place, déjalo ver entre ellas. Derrúmbame como si de naipes se tratase, juega tus cartas que yo iré a faroles. 
¿Qué esperabas? 

Frío llega, frío vuelve, pero quién sabe qué será de mí cuando el calor se asiente.

martes, 12 de enero de 2016

Haikus aleatorios

1.
Invierno y neuronas
ya estamos en caminos opuestos
dejó la tela inconclusa
2.
Café en la piel
gotas en el alféizar 
golpes en el techo
3.
Volviendo al ayer
escondite en el pecho
sol ha muerto